Como médico, durante años, trabajé como traumatóloga. La práctica diaria evidenció que las patologías que visitaba, accidentes, contusiones, cortes, heridas, lesiones que no mejoraban solían tener relación con aspectos psicológicos del paciente.
Hoy, puedo afirmar que toda enfermedad tiene un componente psíquico que resulta ser, en la mayoría de los casos, la causa primera. Estas evidencias fueron el origen de mi interés por las causas reales que producían la mayoría de los accidentes laborales que atendía. Con demasiada frecuencia, observaba cómo existía una sorprendente relación entre las lesiones y el estado de estrés en el que el paciente se encontraba en el momento del accidente.
Otro dato llamativo era que las causas no necesariamente estaban relacionadas con situaciones adversas, así por ejemplo, cambios importantes en la vida como casarse, tener un hijo, viajes muy deseados, la elección de una carrera o nuevas situaciones laborales o personales eran circunstancias que solían estar presentes en muchos de los pacientes con traumatismos agudos.
Pero en general, en la mayoría de los accidentes sobre todo en los laborales, el paciente a menudo explicaba que estaba pasando por una situación agobiante.
Las separaciones, las pérdidas, las dificultades económicas, situaciones precarias en el trabajo y muchas otras eran causas constantemente presentes en las vidas de estos pacientes accidentados.
Estas experiencias me llevaron a creer en la existencia de algún tipo de relación entre el estado emocional y el desencadenamiento de muchos de los accidentes que yo atendía como médico.
Estas evidencias hicieron que me interesara por el aspecto psíquico del paciente y qué relación tiene el factor psíquico con el desencadenamiento físico de la lesión.
Durante 4 años decidir compatibilizar mi trabajo médico con el estudio de un máster de especialización en psicoanálisis en Barcelona.
Los últimos 16 años los he ejercido exclusivamente como psicoanalista en mi consulta.